Fue el broche amargo a una temporada que pasaría a la historia por haber disputado dos finales y haber conseguido un título europeo. El partido parecía que iba a finalizar en empate a 1, pero los minutos finales fueron de locura. En el 89, Correa consiguió entrar con el balón en el área y se sacó un duro disparó que rebotó en un defensa.