Después de que la FIFA la confirmase a nivel mundial, fue apartado de la selección francesa por decisión del técnico Aimé Jacquet. La agresión tuvo un enorme impacto entre la sociedad británica: llegó incluso al Parlamento del Reino Unido. La reacción del futbolista fue correr hacia el aficionado y tumbarlo al suelo con una patada voladora, para después intentar golpearlo hasta que fue separado por la seguridad del campo.